La Biblia, el libro más importante de la Cristiandad, es una traducción, lo que refleja la importancia de lo que algunos de nosotros estudiamos.
Reivindicaciones aparte, la Biblia original estaba escrita en arameo y hebreo, luego se tradujo al griego, luego San Jerónimo se pegó la pechaca de trabajar y la tradujo al latín vulgar y por último se pudo leer en las lenguas vulgares. Por otra parte, es sabido que la traducción nunca es una actividad perfecta (“traduttore, tradittore”). Por tanto, estamos ante la paradoja de que la Biblia en español y en otros idiomas es un texto sagrado pero que contiene errores y que técnicamente es imperfecto. Ello implica que algunas de las ideas expresadas en la Biblia en español pueden ser el producto de una mala comprensión de la Vulgata, que a su vez es una traducción. En definitiva, puede que la "palabra de Dios" no sea tan verdadera.
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