domingo, 19 de septiembre de 2010

Millonaria y divorciada

Millonaria y divorciada de la noche a la mañana, sin oficio pero con mucho beneficio, rondaba los cincuenta con elegancia y disimulo. La vida para ella era matar el tiempo, triste paradoja de algunos humanos modernos.
Su último entretenimiento fue el de organizar una boda. Madrina por primera vez, ¡qué ilusión! Compró al novio esmoquin y pajarita y pagó también el peinado, el perfume y la sesión de fotografía. El dinero está para gastarlo, y el novio seguro que se lo agradecería.
Llegó al fin el gran día. En el altar lo sobó por las orejas, ante la novia, que era de una amiga.
-¡Qué guapo estás! Dile algo a la mamita!
- ¡Guau!

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