jueves, 11 de noviembre de 2010

¡Rayos y centellas!

Cuando hay una tormenta fuerte de esas en las que no para de llover y hay relámpagos y truenos, y la ves desde la parte de atrás de un cristal, la naturaleza asusta. Por eso, a veces intento ponerme en la piel de los primeros humanos, gente que no sabía de previsiones ni de isobaras ni que la lluvia es lluvia porque así lo dice su física y, entonces, creo poder entender que pensaran que la fuerza de esos rayos y vientos era cosa de dioses.

P.D. Está cayendo la de dios en Amsterdam.